Se entiende por miopía patológica ojos muy grandes (con una longitud axial excesiva), que lleva aparejado cambios en los tejidos oculares y que presentan una función visual anormal.
Se definen aquellos ojos que tienen más de 6 dioptrías o una longitud axial mayor de 26-27 mm.
Son ojos que hay que “mimarlos”, pues tienen más riesgo de lesiones a nivel de la retina central o mácula, en forma de lesiones vasculares (hemorragias espontáneas -Figura 10-, neovascularización ubretiniana –Figura 11-), y más riesgo de lesiones a nivel de la retina periférica, en forma de desgarros y/o desprendimientos de retina. Por tanto, aquellos pacientes con síntomas en un ojo, tipo pérdida visual, distorsión de las imágenes, moscas o miodesopsias, fotopsias o destellos de luz, sombras en el campo visual, debe acudir de forma urgente a revisión oftalmológica.
- Figura 10: Hemorragias “espontáneas” a nivel macular –
- Figura 11: Hemorragia en la mácula secundaria a una membrana neovascular subretiniana –
Dr. Enrique Cervera
La retinopatía diabética es una complicación microvascular de la diabetes, mostrando signos de obstrucción microvascular y extravasación. Afecta a la mitad de los pacientes con diabetes y es la principal causa de ceguera entre la población de edad laboral en los países desarrollados.
Los tratamientos actuales incluyen el control de factores sistémicos como la glucemia, el colesterol, los triglicéridos y la presión arterial. La fotocoagulación con láser conserva la visión de manera eficaz en muchos casos, sin embargo, a nivel de la retina central tiene sus limitaciones.
El edema macular diabético (Figura 9) es la causa principal de pérdida de la visión central en pacientes con retinopatía diabética. Después de 15 años de diabetes, la prevalencia de edema macular diabético es del:
20% en pacientes con diabetes tipo 1
25% en pacientes con diabetes tipo 2 tratados con insulina
15% en pacientes con diabetes tipo 2 no tratados con insulina
-Figura 9: paciente con edema macular diabético –
Hemos avanzado mucho en el tratamiento del edema macular diabético. A nivel farmacológico, dos son las opciones disponibles:
Fármacos antiangiogénicos administrados mediante inyección intravítrea.
Corticoides intravítreas administrados en forma de implantes de liberación retardada.
Es importante la valoración por parte de un oftalmólogo / retinólogo a la hora de elegir el tratamiento más idóneo y efectivo.
Es una enfermedad degenerativa de la retina central o mácula (figura 3). Ocurre en personas mayores de 50 años, aumentando su incidencia con la edad. Se puede considerar que es una enfermedad muy frecuente.
- Figura 4: anatomía del ojo en la parte central de la retina –
Existen dos tipos de degeneración macular asociada a la edad:
La forma seca o atrófica: es la forma más frecuente (85% de los casos) y se asocia a una forma progresiva de pérdida visual. Se produce una desaparición progresiva de la zona central de la retina (figura 5)
- Figura 5: degeneración macular tipo seco o atrófico –
La forma húmeda o exudativa, aunque es la forma menos frecuente, tiene una progresión mucho más rápida que afecta de forma devastadora la visión central: se pierde la capacidad de distinguir los detalles en el campo de visión central afectándose actividades tan cotidianas como marca un número de teléfono, ver las caras, leer un libro … (figura 6). En la forma húmeda se daña la visión central por el crecimiento de vasos sanguíneos, nuevos, frágiles con tendencia a sangrar y a extravasación (figura 7). La cantidad de sangre y exudación es variable (Figura 8).
- Figura 6: afectación de la visión central en la forma húmeda –
- Figura 7: Esquema que muestra crecimiento de vasos sanguíneos por debajo de la retina –
- Figura 8: paciente con degeneración macular exudativa –
Así como en la forma seca o atrófica no disponemos en la actualidad de una terapia admitida y efectiva, sí se ha avanzado mucho en el tratamiento de las formas exudativas o neovasculares, en donde los fármacos antiangiogénicos administrados mediante inyección intraocular o intravítrea, se han mostrado eficaces, pero requieren una administración repetida para controlar la enfermedad.
El desprendimiento de retina supone la separación de una parte de la retina, la retina neurosensorial, de otra capa de la retina, el epitelio pigmentario de la retina. Es un trastorno relativamente frecuente, 1 cada 10.000 habitantes por año.
El tipo de desprendimiento de retina más frecuente es el denominado regmatógeno, en donde, el movimiento del gel vítreo en el interior del ojo, provoca tracciones sobre la retina, provocando su rotura.
Es importante la anamnesis o información procedente del paciente:
Aparición súbita de moscas volantes o destellos de luz centradas en un ojo: pueden indicar la presencia de una rotura de la retina. En estos casos, la aplicación del láser alrededor del desgarro puede evitar la formación de un desprendimiento de retina (figura 1).
Pérdida visual o bien la percepción de una sombra en el campo de visión: nos indicaría ya la existencia de una parte de la retina desprendida. En este caso, el tratamiento es quirúrgico, siendo importante la rapidez en el tratamiento (figura 2).
- Figura 1: Desgarros en la retina delimitados con láser –
- Figura 2: Desprendimiento de retina inferior con presencia de desgarro -